viernes, 25 de octubre de 2013

Undone - Cat Clarke

Jem Halliday está enamorada de su mejor amigo gay. No es exactamente lo ideal, pero está aprendiendo a lidiar con eso.
Entonces sucede lo indecible. Kai sale del closet en línea... y muere.
Jem sabe que nada de lo que pueda decir o hacer lo traerá de vuelta. Pero  quiere saber quién fue el responsable. Y quiere acabar con él.
Una historia ardiente de amor,  venganza y traición de un autor de éxito.





Primer Capítulo

1


Traducido por Moni


Extraño a Kai más de lo que puedo decir. No es algo que pueda poner en palabras; es demasiado grande. Hay un enorme agujero negro en mi vida y es todo lo que puedo hacer para no ser atrapada por él y desaparecer para siempre. Él lo era todo para mí. Suena como una exageración, pero en serio no lo es. Llevamos lo “inseparable” a un nivel completamente nuevo. No pasó ni una semana antes de que el papá de Kai quitó un par de tablillas de la cerca para que pudiéramos andar entre los jardines cuando quisiéramos.
Mamá pensó que era dulce al principio —dos guisantes en una vaina, así era como nos llamaba. Durante los primeros años éramos en realidad tres guisantes: Kai, su hermanita, Louise, y yo. Ella era un pequeño rayo de sol con cabello alborotado rubio y sin varios dientes.
Hay una foto realmente linda que debió haber sido tomada cuando Kai y yo teníamos ocho o nueve años. Era Halloween y se suponía que Kai tenía que vestirse de brujo pero él quería lucir igual que yo. Hizo una mejor bruja que yo. Tenía pintura verde en la cara, verrugas hechas de Rice Krispies y una túnica que no estaba hecha de una bolsa de basura negra. Su padre incluso le hizo un verdadero palo de escoba adecuado. Louise estaba vestida como el hada más rosa y brillante que podrías imaginar, blandiendo una varita hacia Kai como si estuviera tratando de protegerse de su brujería malvada. Esa foto solía ocupar el marco rojo en mi mesita de noche, antes de que la reemplazara con una de nosotros dos —Kai y yo— hace unos años.
No estaba celosa de que Kai conseguía eclipsarme cada Halloween. No estaba celosa de que las personas se sentían atraídas hacia él de una manera en la que nunca eran atraídos por mí (o por Louise, para el caso). Ni siquiera sabía cómo estar celosa de Kai. Creo que estaba un poco asombrada de todo lo que él hacía.
Kai era inteligente y divertido y amable. Yo tenía diez años cuando me di cuenta de que quería casarme con él. Mi idea de una vida matrimonial pudo no haber sido completamente realista, ya que se trataba de nosotros viviendo en casas adyacentes. No llegué tan lejos como imaginándonos teniendo hijos, porque ¿dónde habrían vivido?
Estuve devastada cuando Kai y su familia se mudaron el día después de mi décimo cumpleaños, incluso aunque la casa nueva estaba a solo cuatro minutos caminando (cuatro minutos y veintitrés segundos a paso normal, Kai me informó orgullosamente el día después de la mudanza).
No fue hasta que tuve once años o algo así, que mamá comenzó a preocuparse de que pasara cada segundo de cada minuto de cada día con él. Fue hasta entonces que no nos dejó dormir en la misma cama (provocando total enojo de mi parte e indignación de parte de Kai. Él en realidad nunca se enojaba por nada). Ella no me decía por qué no estaba bien que compartiéramos más la cama, y yo estaba tan enojada que no le hablé por tres horas y media (hasta que me engatusó a que bajara con la promesa de tostadas con nutella).
—¿No hay chicas en la escuela a las que te gustaría invitar a dormir? —Me preguntó mamá un día en el auto de camino al supermercado. Me miró rápidamente antes de volver su atención hacia el tráfico.
—Nop.
—¿Qué hay de esa chica Jasmine con la que solías hablar?
—¿Qué hay con ella? Es tan aburrida. Todo sobre lo que habla son caballos y cabello, y no es como que su cabello es bonito. Es tan largo que me hace sentir un poco enferma.
Mamá se acercó y tiró de un mechón de mi cabello. Era demasiado corto —no un buen aspecto para mí, pero no me importaba en ese entonces. Era práctico. —No hay nada malo con el cabello largo. El cabello de Louise es precioso, ¿no te parece? Sabes… creo que lucirías realmente bonita si dejas que el tuyo crezca un poco.
Mordí mi labio inferior y crucé los brazos sobre el pecho. —¿Quieres decir que no me veo bonita ahora?
Mamá logró levantar una ceja sin quitar los ojos de la carretera. —Tú, cariño, eres la chica más bonita del mundo. Es sólo que aún no lo sabes.
Una semana antes de que cumpliera trece años (cuatro días antes de su cumpleaños decimotercero), le pregunté a Kai si pensaba que yo era bonita. Le había querido preguntar desde hacía mucho tiempo, pero siempre me había acobardado al último minuto. Me preocupaba que se burlara de mí.
Estábamos acostados en su cama, viendo un DVD. Él se sentó y me hizo hacer lo mismo. Luego levantó las manos como si quisiera tomar mi cara. Me dijo que lo mirara directamente a los ojos y que no sonriera, así que obviamente ni pude evitar reír.
—¡Ya para! ¡Esta es una pregunta seria y necesita una respuesta seria! —Entrecerró los ojos y asintió lentamente.
—Sólo responde la pregunta, ¡idiota! —Hice una cara que era todo menos bonita y esperé… y esperé.
—De acuerdo, he deducido lo siguiente… tienes facciones impresionantemente simétricas. Tu piel es clara y luce saludable a pesar de que casi nunca sales al exterior. Tus ojos son bonitos. Tu nariz es un muy buen ejemplo del género. Tu cabello es… bueno, cuanto menos se diga sobre eso, mejor. Tus labios son perfectamente medianos y tus dientes razonablemente rectos. En conclusión, diría que sí, eres bonita. Felicitaciones.
Tomé una almohada y la azoté en la cara de Kai. —¡Gracias por eso, Einstein! No me esperaba que fueras tan… ¡científico al respecto!
Kai se rió y dijo—: Pensé que apreciarías un poco de objetividad. —(Kai siempre estaba usando palabras largas.)
No lo miré los ojos y de pronto estaba ardiendo de vergüenza. —¿Jem? ¿Qué pasa? ¡Dije que eres bonita! Deberías estar feliz… ¿Es por lo del cabello? Mira, siento no haber dicho nada. Tu cabello está bien. En serio. Honestamente. ¿Alguna vez te he mentido?
—No lo sé… ¿lo has hecho?
—¡No! ¡Nunca!
Debí haber parado allí para ahorrarnos a ambos la vergüenza. Pero no lo hice.
—De acuerdo entonces, dime con sinceridad —tú piensas que soy bonita? —Aún no podía mirarlo.
—Lo dije, ¿no es cierto? —Su voz era suave.
—No exactamente.
—Creo que eres hermosa, Jemima Halliday.
Tuve que mirar para comprobar que no estaba burlándose de mí. Su cara estaba seria y lo tomé como una señal positiva. —¿Te gustaría besarme? —Debí haberme sentido particularmente valiente aquel día.
No estoy segura de qué tipo de reacción estaba esperando, pero no era una risa histérica. Dejó de reír cuando vio la expresión de mi cara. —¿Qué es tan gracioso?
—Lo siento. Es sólo que… pensé que sabías. —Estaba haciendo una mueca de dolor ahora.
—¿Sabía qué? —No tenía idea de lo que estaba hablando.
—Que soy gay.
No tenía ni idea en lo absoluto. La idea nunca había cruzado mi mente. Chicos muy-cerca-de-los-trece-años no eran gay. Habían hombres gay en la tele y esas cosas, pero eran hombres maduros. El único hombre gay que conocía en la vida real era un primo de papá, y sólo lo había conocido una vez. Bailó conmigo en una boda de la familia, dándome vueltas alrededor de la pista hasta que estuve a punto de vomitar. Luego bailó con su ridículamente apuesto novio, la cual fue la primera vez que había visto dos hombres bailando juntos.
Traté de actuar normal con Kai, como si las personas diciéndome que son gay era un hecho cotidiano. Me encogí de hombros y dije—: Oh sí, lo sabía totalmente. Sólo estaba molestándote. —Pude notar que Kai no se lo estaba creyendo, pero me dejó porque ese es el tipo de persona que él era.
Entonces mi loco sueño de casarme con Kai se fue directo por la ventana. Pero nunca perdí la certeza de que él era el chico perfecto. El chico perfecto para mí, de todos modos. Sólo traté de no pensarlo, porque me hacía doler por dentro.
Sólo cuatro personas sabían que Kai era gay. Sus padres sabían y estaban totalmente bien con ello. Yo sabía y estaba totalmente confundida al respecto. Luego Louise se dio cuenta y estaba definitivamente y totalmente mal con ello.
Nunca estuve segura de cómo Louise se dio cuenta; Kai se negaba a decirme. Pero las cosas entre los tres cambiaron casi inmediatamente. Ya no nos seguía como un perrito perdido. Y aunque siempre había actuado como si su atención constante me molestaba, la extrañaba. Podía notar que Kai también, pero no le gustaba hablar sobre eso.
Sólo me di cuenta de que Louise no estaba bien con toda la cosa gay cuando nos descubrió un día mirando unos chicos sin camisa en Internet (Kai estaba mirando mayormente, yo más que todo sólo estaba de acuerdo con todo lo que decía). Ella rodó sus ojos e hizo un sonido en su garganta que sólo podía ser interpretado como una cosa: disgusto.
Kai rápidamente cerró la ventana del navegador, sonrojándose como si hubiera sido descubierto haciendo algo sórdido y vergonzoso. Yo estaba desconcertada. —¿Qué? —le pregunté.
Ella sacudió su cabello (un molesto hábito que había adquirido desde que comenzó la escuela secundaria) y dijo un huraño ‘nada’.
—No sonó como nada. —Kai puso su mano en mi muñeca y me dijo que lo dejara. Lo sacudí—. ¿Louise? ¿Hay algo que quieras compartir con el grupo? —Esa era mi nueva frase favorita; la había cogido de mi profesor de inglés.
Louise suspiró y giró un poco de cabello entre los dedos, actuando como si buscar puntas abiertas fuera más interesante que hablar conmigo y Kai. —Es, como, asqueroso. —Eso es algo más que Louise había cogido en los últimos meses —una manera completamente nueva de hablar que volvía locos a sus padres.
Le pregunté qué es asqueroso, porque genuinamente no tenía idea de lo que estaba hablando.
Suspiré de nuevo, aunque más fuerte esta vez. —Chicos que gustan de chicos. El papá de Becky dice que es pecado.
Nunca había escuchado a Louise mencionando a Becky antes, y mucho menos a su papá. Me reí. —¿Es en serio? —Las miradas entre Kai y Louise respondieron mi pregunta. Este tema claramente había sido cubierto antes—. ¿Qué sabe el papá de Becky de todas formas?
Louise me entrecerró los ojos. —Él es, como, un hombre de negocios muy importante. Maneja un BMW.
—Me alegro por él.
El sarcasmo no le llegó. —Lo sé, ¿no? Como sea, él dijo que probablemente es sólo una fase. —Louise se vio sospechosa de repente.
Sentí la mano de Kai apretarse alrededor de mi muñeca pero él seguía sin decir nada. Así que me lo dejó a mí. —¿Qué es probablemente sólo una fase?
—Kai siendo… ya sabes… torcido.
Mi temperamento estalló. No podía creer lo que estaba escuchando. —Retráctate. Ahora.
Louise se mordió el labio inferior. —No lo haré, y no puedes obligarme.
Empujé mi silla hacia atrás rápido y Louise retrocedió, pero la mano de Kai aún estaba anclada en mi muñeca. —Jem, déjalo. Por favor. Ella no entiende. Está bien. En serio.
Ella estaba sonriendo, sabiendo muy bien que su hermano la protegería a pesar de que era quien lo estaba atacando. La hermanita sin varios dientes, tierna como un botón, sólo un poco molesta se había convertido en alguien más —casi durante la noche, parecía. Y no estaba segura de que esta alguien más me gustara. Del todo.
Kai dijo que no le molestaba. Dijo que ella era joven y entendería la idea finalmente. Mi argumento de que ella sólo era un año menor que nosotros y de que no debería importarle un carajo si él era gay porque ERA SU HERMANO cayó en oídos sordos.
Sí entendió la idea finalmente. Dejó de decir cosas estúpidas en frente de mí, al menos. Pero debió haber tenido algo que ver con el hecho de que Louise y yo comenzamos a ignorarnos deliberadamente —como por algún tipo de acuerdo tácito. No podía perdonarla por ser horrible con Kai, y ella… bueno, nunca estuve muy segura de por qué comenzó a ignorarme. Tal vez porque comencé a teñirme el cabello y vestir de negro y escuchar música decente y ella se volvió una persona plástica y popular. Era como si algún tipo de divergencia mística hubiera ocurrido, dejando a Kai en medio, amándonos a ambas, deseando que todos se llevaran bien. Nunca obtuvo su deseo. Nunca obtuvo muchos de sus sueños.
Y ahora nunca tendrá su licencia de conducir. O comprar alcohol en el pub. O votar. O enamorarse.
Kai no hará ninguna de estas cosas. Todo por culpa de lo que le hicieron.

0 comentarios:

Publicar un comentario

¡Hey tú! Si, tú. Recuerda que un blog se alimenta de comentarios, así que no te vayas sin dar tu opinión;)

Social Profiles

Twitter Facebook Google Plus LinkedIn RSS Feed Email Pinterest

Comments

Followers

Popular Posts

Oriana Torrelles. Con la tecnología de Blogger.

Especiales


Contact Us

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Home Ads

Random Products

Copyright © Imaginando Libros | Powered by Blogger
Design by Lizard Themes | Blogger Theme by Lasantha - PremiumBloggerTemplates.com